“Cuantas cosas perdemos por miedo a perder”
Paulo Coelho
Podríamos encontrar cantidad de escritos, conceptos, estudios, documentales sobre el “Miedo” desde una visión holística, hasta el estilo de entretenimiento, caricatura, psicología, neurología, historia, desarrollo humano. Todo concluye siempre a un igual, consideremos algunos detalles:
Definiendo claramente el “Miedo” no hay duda de que es una emoción, no sentimiento.
Una vez aclarado esto, podemos ahondar en el concepto y su trascendencia en nuestra existencia. El miedo es considerado a través de los tiempos y la historia como una de las emociones básicas en el ser humano; lo establecía el psicólogo “Paul Ekman al determinar que eran seis: miedo, sorpresa, ira, asco, felicidad, tristeza; y se reafirma en estudios recientes del Glasgow University en Reino Unido donde se definen cuatro: miedo, sorpresa, ira, asco.”
Se entiende el miedo conceptualmente como la reacción espontánea frente a un estímulo externo o interno inducido por los sentidos y/o recuerdos que reacciona en una expresión inmediata asociada a sensaciones físicas donde se elevan los niveles de adrenalina en la sangre, acelera el metabolismo, celular, la presión arterial y la respiración en una relación asociadas a nuestro sistema nervioso autónomo, además de las modificaciones faciales entre otras alteraciones físicas. El miedo tiene dos vías principales en el cerebro pasando del tálamo a la amígdala cerebral, la cual indica al hipotálamo información de esta emoción sentida.
Existen los miedos adquiridos, heredados, o, por aprendizaje; los que se dan provocado por la percepción de un peligro real o supuesto, o también por el tiempo: presente, futuro o incluso pasado. Es una emoción clave y fundamental en nuestro equilibrio interior y nuestra supervivencia, es una emoción de adaptación importante puesto que nos orienta a evitar lo que amenace nuestras vidas, y favorece esta prevención.
El miedo se presenta; desde que empezamos a sentir y, la mayoría nos la transmiten nuestros seres queridos con frases como “no haga” “no piense” “no sienta”. En nuestras vidas esta emoción indica que es quien lidera nuestras decisiones, cualquier ser humano posee temores en su vida: los valientes y los triunfadores también, pero saben gestionarlo. Los grandes desafíos poseen un componente de incertidumbre, nada grande comienza sin un poco de miedo.
La gestión de las emociones es el gran éxito y la puerta de entrada al equilibrio personal y al bienestar emocional. Cuando el miedo se vuelve el amo y señor del comportamiento, nos encontramos ante un problema; en estos casos la vulnerabilidad de la persona que la padece aumenta cualquier estimulo por pequeño que sea y este, puede producir una descarga que altera química y fisiológicamente el organismo. Aquí entonces, surge la ansiedad, el miedo patológico que bloquea e impide hacer una vida normal.
¡!Puedo superar mis miedos!!
“La autora Susan Jeffers en su libro: “aunque tenga miedo hágalo igual” y en sus páginas indica la importancia de controlar la propia vida y vencer el miedo, orientados a dominar los sentimientos frustrantes y paralizantes que puede generar esta emoción, llegando por el contrario a superar todo impedimento y obstáculos que anclen ante la evolución”
El miedo no es más que un fracaso anticipado en nuestra mente de un evento que aún no ocurre: por tanto, el MIEDO NO es real, es mío, una auto creación que limita reduce, congela si no es atendida rigurosamente.
Pensemos en las perspectivas que nos invaden al sentir miedo: ¿huir y negarlo? O, más valiente y en pro de su resolución: ¿aceptarlo y confrontarlo? Así es, se trata sencillamente de entenderlo, escucharlo y darle la importancia sin reprimirlo, sin ignorarlo, permitiéndole expresarse tomando atenta nota de cada sensación y reacción ante su expresión en nuestra realidad. Una vez conectados con el miedo debemos aplicar el autoconocimiento y reverencia al yo interior donde todo propósito debe redundar en favorecer nuestro bienestar.
Cuando sé que el miedo es creado por mi duda, es la falta de claridad la que debo sanar y resolver; cuando lo invade la perdida y desolación es entonces el duelo y la aceptación la que dará paso a la superación del momento, y, si por el contrario es la conformidad y resistencia al cambio la que nos detiene a avanzar y arriesgar, es entonces cuando nuestras destrezas y virtudes adquiridas darán paso a la acción que nos lleve a procesos reales.
Cualquiera que sea la base del miedo debe llevar a un fin: “acción convergente” conllevando a un solo fin: atender esta emoción transformándola a través de nuevas respuestas condicionadas en estímulos positivos a favor de nuestras experiencias.
Tips a tener en cuenta:
¿De que tengo miedo?
¿Porque tengo miedo?
¿Para que sirve tener ese miedo?
¿Que sería diferente si no tuviera ese miedo?
¿Que falta para que actúe?
¿Que es lo más grave que puede ocurrirme si confronto este miedo?