Las ideas y pensamientos deben ser cultivados como una planta, con perseverancia, constancia, dedicación, paciencia, fé, amor y pasión. Y sobre todo disfrutar del proceso y no perder nunca la capacidad de asombro, apreciación y agradecimiento... Preparemos, aremos y limpiemos el terreno donde vamos a sembrar nuestros sueños. Es decir establezca dónde, cómo, cuándo y para qué. Cuidemos y nutramos diariamente nuestros sueños, con un trabajo equilibrado, con amor pero sin apegos y permitiendo que la naturaleza haga también el trabajo en su interior. Tengamos paciencia y entendamos que todo llega a su debido tiempo y en su justa medida.