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Recuperación y decisión

 

Concédeme la SERENIDAD para aceptar las cosas que no puedo cambiar; VALOR para cambiar aquellas que pueda y SABIDURIA para reconocer la diferencia.

Oración a la Serenidad

 

Recaer, enfermar, mover de nuevo: la espiral: de arriba abajo. De acuerdo con la real academia de la lengua española: REACAER:  Proviene del verbo “caer” y este del latín cadere = caer. ¿La persona no logra focalizar las causas de su estado, y así como podremos actuar? Cuando estoy en recuperación y superación y me es interrumpido tal hecho retornando al estado original se da la posibilidad a la esperanza a la decisión sincera de determinar conformar un estado receptivo y definitivo ante las circunstancia o situación a tratar.  En la mayoría de las veces que las personas recaen ante el proceso de mejorar un estado muchas veces llegan a la negación, a la resistencia. “La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a si mismo. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano. Federico Nietzsche. Recaer no es el que vuelve a retomar su enfermedad física, mental, codependencia, su adicción, sus crisis emocionales, recaer es el estado de sobriedad descuidada donde en la mayoría de los casos el protagonista no lo reconoce de tal manera llegando a conductas compulsivas y depresivas.

Pero, el que recae por lo regular aprende, quizá no a la primera caída, pero cada vez que se levanta es un aprendizaje en alguna área de su personalidad. Tocar fondo nos permite evidenciar la carencia, la perdida, el infortunio abandono a la responsabilidad de nuestra propia gobernabilidad.

la aceptación, nos abre mundo de posibilidades. Buscar AYUDA: es importante detectar que necesitamos de otros, aquellos que tienen el conocimiento y la intensión que nos acompañaran en el proceso de decisión voluntaria al cambio.

Mónica dice en su grupo de autoayuda: al crecer somos lo que vivimos y sentimos, cuando papá llegaba y golpeaba a mamá nosotros como hermanos nos paralizábamos, empezábamos a construir mundos de creencias internas; yo crecí y seguí la misma línea: tuve tres parejas que me maltrataron y lo veía normal.  Me sometía a todo lo que me ordenaban y el origen se llamaba Miedo. Pero un día, conocí a Dios, y entendí el sentido verdadero de la serenidad, paz interior y amor propio.

Seguro sus episodios de dolor y disfunción familiar, le hicieron fuerte, le crearon aprendizaje que más tarde comprendería y reaccionaria y reconociera su indefensión acudiendo a ayuda profesional y a una RED de apoyo emocional.

Al escuchar esta historia, podemos deducir valentía, y a la vez carencia de fuerza; la incoherencia que el miedo genera cuando nos paraliza. Hay quienes recaen con la pareja, con la familia, con el amigo, con el jefe, con los hijos, en la enfermedad, en una adicción, en alguna situación de la vida. Pero, en todo: ¿que va implícito? “La Emoción” y, por lo general el origen se llama “miedo”; de pequeños nos marca el NO, y en su consecuencia quedar vulnerables sobre nuestro propio dominio, donde otros en la mayoría de los casos habrían de decidir por nosotros.

Las emociones son reacciones subjetivas al ambiente, las conceptualizamos de acuerdo con nuestras experiencias, la experiencia involucra nuestros comportamientos, creencias y estímulos del entorno, Y ¿el miedo? Son las sensaciones de un estado de mal estar interior reflejado en nuestras reacciones de vida con perspectiva de fracaso, perdida, victimación.

La Herramienta: “La decisión” reconocer la incoherencia, establecer un punto de inicio y un final la detienen, la labor con fatiga sin resultados y nos ofrecen el reconocimiento a declinar el ego, reconocer con verdadera voluntad y humildad lo que somos, el fondo que tocamos y lo más importante lo que en él hallamos.

Que debemos tener en cuenta para llegar a la decisión de una nueva oportunidad de recuperación:

  •          Reconocer la importancia de otro como necesidad de compañía y ayuda.
  •          Extender la mano solo cuando conscientemente quiera la ayuda.
  •          Saber que el tiempo no regresa, solo avanza.
  •          Abandonar el ego y retomar la sencillez de la humildad y aceptación.
  •          Tener el valor de reconocer la debilidad, el miedo, la incoherencia emocional.
  •          No juzgar, no juzgarse.
  •          Determinar el cambio, confiar en que se abrirá el mejor camino.
  •          Esperanza: abrirse a la experiencia de crecimiento espiritual.
  •          Creer para que se conceda el milagro de crear.
  •          No fingir el cambio, sin autoengaño.
  •          Disciplina, practica de estrategias de acción favorables.
  •          Seguimiento introspectivo, y grupal.